Hay muchas y buenas razones para elegir una cámara digital compacta, tanto por las dimensiones y el peso como por su versatilidad y posibilidades diarias. Las cámaras compactas son más pequeñas, ligeras y silenciosas, llaman mucho menos la atención y requieren un menor esfuerzo para el transporte que mi máquina preferida Nikon D850 con el estupendo objetivo Nikon 24-70mm, por ejemplo.

Son mucho más baratas que las DSLR y perfectas para llevar encima de manera constante en la mochila diaria o en el bolsillo. Tienen una buena profundidad de campo aunque cuenten con un sensor más pequeño y mantiene nítido desde el primer plano hasta el infinito en la mayoría de ocasiones sin complicarte la vida y en manual hacen sus pinitos también.

Las cámaras digitales compactas son muy fáciles de usar. En automático es tan sencillo como encenderla y apretar el botón y que la cámara trabaje todo. Después de los primeros disparos, si cuentas con más tiempo, puedes pasar a otros programas manuales. No tendrán ni mucho menos la calidad de imagen que una Full Frame ni contar con "Los mejores objetivos para Nikon", pero saldrá bien del paso.

En mi caso a estas razones se unió el hecho de ver en Nikonistas que la Nikon Coolpix A1000 tenía una oferta especial en su tienda con cero disparos. Una oportunidad que me pareció buena ocasión para hacerme con ella por un precio estupendo y así tener mi compacta digital de bolsillo. Ya se que algunos diréis que con un móvil vale, pero fijaros en los 35x de zoom (desde 24 a 840mm sin cambiar de objetivo) entre otras posibilidades y después me comentáis si os parece.