Esa mañana iniciamos la segunda parte de nuestro maravilloso Viaje a la India. Abandonamos el "Triangulo de Oro" después de conocer un buen número de lugares, monumentos y templos en Delhi y New Delhi y haber visitado la Ciudad rosa de Jaipur y el inolvidable Taj Mahal en la Ciudad del Amor, Agra. Nos espera la India rural, donde no existen las prisas ni aglomeraciones.
La noche anterior nos despedimos de Inma y Oscar que volvían a Cataluña, por lo que de aquí en adelante el viaje continuaba para Julian, Merche y yo, un estupendo trío de viajeros que después de desayunar salimos hacia la estación de tren donde dijimos adiós a Dev Kapoor nuestro guía durante esos días y a nuestro discreto y callado conductor. Feliz viaje para todos ellos.
El vagón en que viajamos contaba con cinco hileras de asientos de metal algo rudimentarios, menos mal que el viaje era corto. Con nuestro billete entraba un pequeño aperitivo y una botella de medio litro de agua por persona que nos vino de perlas. Los ronquidos de fondo de algunos viajeros descansando plácidamente nos acompañaron hasta el final del recorrido.



Parecía que el tiempo se había detenido y estábamos viendo alguna de las imágenes sacadas de "El libro de la selva de Rudyard Kipling". Cúpulas, techos y paredes ennegrecidos por el tiempo dan un punto misterioso a la ciudad oculta.

Estuvimos muy poco tiempo. Unas horas antes de comer para después continuar nuestro viaje hacia Kahjuraho para pasar la noche. En ese tiempo visitamos los lugares más conocidos, entramos al recinto del Fuerte de Orchha atravesando una puerta enorme de madera con unos pinchos metálicos que según nos indican cumplían la función de defensa contra el envite de los elefantes durante los conflictos.

En la parte trasera del fuerte a la que accedemos por la "puerta de los elefantes" hay una robusta construcción en piedra que se utilizaba como cuadra para los camellos y algún elefante, desde aquí se observa el río y los bosques de árboles de Teca.


Al otro lado del puente sobre el río Betwa entramos en la población de Orchha con sus pequeñas casas blancas y azules que nos recuerdan nuestra visita a Chefchaouen el pueblo azul. Vemos el palacio de Chaturbhuj dedicado a Vishnu el dios protector del universo sobre una plataforma enorme de piedra al que se accede por unas empinadas escaleras. Y por último el Ram Raja Temple, el único templo de la India donde Rama es adorado como un rey y no como un dios con sus bonita estructura dorada y blanca.



Desde aquí nos quedaban unas tres horas de coche hasta Khajuraho, la ciudad del Kamasutra, nuestra siguiente etapa del viaje. Si algún día vuelvo a la India, intentaré gestionar más tiempo en este bonito pueblo y gozar de algo de relax en medio del Viaje a la India para visitar también la zona rural y natural del entorno de "Orchha, la ciudad oculta".
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