Para mi es la película más conocida que
trata el tema del autismo, aunque con el paso del
tiempo y alguna que otra lectura puedo reconocer en
ella algunos falsos mitos. Rain Man nos acercó a
Raymond (Dustin Hoffman) y sus capacidades y genialidades nos conquistaron pronto, pero la realidad del día
a día es muy diferente.
Charles (Tom Cruise), el hermano de Raimond en la
película, rapta y saca de una institución a su hermano autista pretendiendo llevar a cabo con él algunas cuestiones
que considera fáciles, normales y cotidianas. El choque
de dos mundos se produce y las diferencias de
comportamiento, las obsesiones, las manías o las
proezas mentales dejan los primeros intentos de
relación sin resultado.
La película nos envuelve y el cariño nos acerca a
Raymond, el joven autista.
La realidad es que a una
persona como él se le puede considerar en muchas
ocasiones como un gran dependiente que no es capaz de
llevar a cabo de forma autónoma actividades básicas de
la vida diaria. La institución, de "pelas", era la que le
mantenía con un ritmo distinto, bien atendido, con las
rutinas marcadas y en un mundo adecuado a su conciencia
y comportamiento.
De nuevo la realidad es otra, por lo menos para los
comunes de los mortales. Nosotros, su entorno, su
familia, sus profesores en la escuela somos los que hoy
conformamos y reemplazamos esa institución que a
Raymond le es necesaria. Rain Man es la película. Lo
siguiente es la realidad.
Trabajar por la inclusión social de las personas con
autismo es nuestra decisión. Como padres, como sociedad
o como educadores.
Estamos obligados a evolucionar y a
intentar mejorar las condiciones y la calidad de vida
de las personas con autismo desde la niñez. Los niños
de hoy serán los hombres y mujeres mañana y solo si
logramos su inclusión social serán capaces de valerse
por si mismo y navegar entre su mundo y el nuestro sin
naufragar.
Si nos preguntamos a nosotros mismos, ¿que mundo es el
real, el nuestro o el del autista?, la respuesta más
posible es: el nuestro.

Seguramente es cierto, pero eso
no significa que el suyo, el mundo de Rain Man sea
equivocado. Si somos capaces de empatizar, de ponernos
en su lugar, ¿cual sería la respuesta?.
Los niños con autismo requieren de nuestra atención y el día a día cuando se hacen las cosas de forma correcta nos demuestran que la convivencia es posible, que la comunicación también y que los dos mundos son capaces de reconocer al otro y quizá sea en la escuela donde se produzca un mayor acercamiento, cuando carecemos de esas barreras que de mayores desarrollamos.
Los niños con autismo requieren de nuestra atención y el día a día cuando se hacen las cosas de forma correcta nos demuestran que la convivencia es posible, que la comunicación también y que los dos mundos son capaces de reconocer al otro y quizá sea en la escuela donde se produzca un mayor acercamiento, cuando carecemos de esas barreras que de mayores desarrollamos.
Bueno, todo este rollo para venir a contaros y servir de eco al mensaje de Alicia, madre de Jesús, un niño que está escolarizado en el CEIP Lepando de Leganés (Madrid) que es uno de los centros de escolarización prererente para alumnos con autismo.
Un ejemplo de como la participación activa de los padres, la familia, los amigos y el entorno educativo pueden convertir una situación que a priori solo tendría parte negativa, en una experiencia muy enriquecedora y desde luego necesaria para Jesús.
Una carta preciosa y muy personal que escribe a su familia en el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo y que puede servir para que todos seamos conscientes de lo que supone la relación humana y la educación para Jesús. Entre "Rain Man" y Jesús, entre el cine y la realidad, me quedo con lo real, con Jesús.
2 comments
gracias Alicia! y gracias Abuelo O´hara!
ResponderEliminarGracias a ti, anónim@.
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