Los restos de nuestras comidas que no aprovechamos tendrían un valor de unos 37 mil millones de dolares si fuéramos capaces de ser más eficientes y cuidadosos en nuestros consumos.
Convertir estos desechos en dinero podría resolver el hambre de 30 millones de niños en África.
La provocación a la sensibilidad se consigue con la colocación de la foto de un niño africano en un cubo de basura de alimentos en el que se instala un pedal especial. La gente tenía que sentirse culpable al pisar las manos del niño africano cuando tira los restos de su comida.

2 comments
Estaría muy bien que compartieran estas campañas. Cuanta comida se desperdicia y cuanta hambre al mismo tiempo. Lo comparto en mi face.
ResponderEliminarEstá muy bien. Podían poner contenedores así en los Burger King o Mcdonald's o centros de bufet libre donde se consume sin tener en cuenta ningún tipo de límite y se derrocha mucha comida.
ResponderEliminarEs una idea llamativa y me parece muy oportuna para los tiempos que corren.