Libres de LGTBfobia

By Fco. Cecilia - sĂĄbado, mayo 17, 2014

Libres de LGTBfobia
Ya no se si es porque gobierna la derecha, porque se destapan con mĂĄs soltura los rancios pensamientos dormidos de unos y otros, o porque ahora se lleva mĂĄs el ser un impresentable, un intolerante, un retrogrado, un chulo o un machote. El caso es que siguen produciĂ©ndose los insultos, humillaciones, las vejaciones, el menosprecio, la violencia y hasta el asesinato de personas por su orientaciĂłn sexual o su identidad de gĂ©nero. 

Hay 77 paĂ­ses aĂșn, en los que la homosexualidad es ilegal y por lo tanto castigada en menor o mayor medida. AquĂ­ cerca de casa seguimos escuchando insultos y ataques desde diferentes estamentos sociales.
Libres de LGTBfobia. Abuelohara.
Sigue siendo necesario reivindicar nuestros derechos, los de tod@s y visibilizar claramente por todos los medios a nuestro alcance que todas las personas somos iguales. Unos de un modo, otros de otro, debemos tener y gozar de los mismos derechos, independientemente de nuestro género o nuestra orientación sexual.

Cada un@ debe estar orgullos@ de lo que es y de quien es, levantar la cabeza y caminar. Aunque en España con los Ășltimos avances legislativos, las personas homosexuales alcanzan la igualdad formal y otros colectivos se van acercando a ello, la fobia hacia las diferentes inclinaciones de gĂ©nero y sexuales en algunos ĂĄmbitos de la sociedad sigue siendo patente y para actuar contra ello, es necesario que se normalicen las realidades LGTB hasta que nada llame la atenciĂłn y sea asumido con absoluta normalidad.

Hoy deseo compartir con vosotros y vosotras este MANIFIESTO de COGAM. Un colectivo LGTB de Madrid que lleva mås de 25 años trabajando por la igualdad de las personas LGTB. Si una vez leído, deseas adherirte a el, puedes enviar un correo desde su pågina indicando tu nombre y apellidos y si perteneces a alguna organización.


Como cada 17 de mayo, nos vemos en la necesidad de recordar que todavĂ­a nos queda mucho camino por recorrer, tanto en nuestro paĂ­s como en el resto del mundo. Han pasado 24 años desde que la OrganizaciĂłn Mundial de la Salud (OMS) despatologizĂł la homosexualidad, reconociendo su existencia como parte de la diversidad sexual, lo que celebramos como un Ă©xito de nuestro colectivo. AdemĂĄs de brindar por lo conseguido hasta el momento, un año mĂĄs volvemos a las calles para seguir luchando contra la homo/lesbo/bi/transfobia que cruza nuestras vidas y por el respeto y la realizaciĂłn efectiva de nuestros Derechos Humanos (DDHH), tan ausentes aquĂ­ y en numerosos lugares del mundo. 
A diferencia de lo ocurrido con las sexualidades no heterosexuales, tristemente la transexualidad no ha corrido con la misma suerte, pues aĂșn continĂșa calificĂĄndose como un trastorno de la identidad. Esta categorizaciĂłn patolĂłgica de la diversidad de formas de sentir, vivir y manifestar el gĂ©nero, refuerza el estigma y la discriminaciĂłn que sufren las personas trans, ademĂĄs de atentar contra un derecho humano vital: el derecho de las personas a no ser tratadas de manera denigrante. Como queda recogido en los Principios de Yogyakarta (2007), insistimos en que los DDHH deben ser aplicados a todas las personas por igual, sin discriminaciĂłn por orientaciĂłn sexual o identidad de gĂ©nero. Exigimos el fin de la patologizaciĂłn de nuestros cuerpos e identidades, porque si hay algo patolĂłgico es la transfobia social que niega nuestros derechos mĂĄs bĂĄsicos.

Insistimos, las personas trans sufren una gran vulneraciĂłn de los DDHH. A la transfobia mencionada, debemos añadir la exclusiĂłn social que sufren sobre todo las chicas transexuales. Recurriendo al trabajo sexual como fuente de ingresos, muchas trabajadoras trans del sexo desarrollan su actividad en un contexto marcado por la violencia gubernamental y de gĂ©nero, la estigmatizaciĂłn y la vulneraciĂłn de derechos fundamentales. AĂșn mĂĄs si se trata de personas migrantes, ya que las leyes de extranjerĂ­a agravan su vulnerabilidad frente a todo tipo de atropellos contra su dignidad. Por lo tanto, exigimos el fin de la violencia, la estigmatizaciĂłn y la exclusiĂłn que sufren las personas transexuales en nuestro paĂ­s y en numerosos paĂ­ses del mundo.

Nos encontramos ante una oleada neoliberal de recortes en derechos sociales y libertades civiles que nos afectan de manera sustancial. Entre sus objetivos, se localiza una educaciĂłn pĂșblica cuyos cimientos se tambalean con las Ășltimas reformas educativas. La situaciĂłn resulta mĂĄs grave aĂșn si consideramos el enorme incremento del acoso que sufre la infancia y la adolescencia LGTB en las aulas. Lejos de poner soluciĂłn a este arduo problema, los poderes pĂșblicos abandonan la polĂ­tica educativa en materia de diversidad afectivo sexual y de gĂ©nero, al tiempo que conceden mĂĄs cuotas de poder a la JerarquĂ­a eclesiĂĄstica y a sus doctrinas conservadoras sobre la sexualidad. Por esto, hoy mĂĄs que nunca, reivindicamos mĂĄs educaciĂłn pĂșblica, laica y de calidad, que ponga fin a la violencia sufrida por muchas personas LGTB en las aulas.

Tampoco el sistema pĂșblico de sanidad escapa de la hoja de ruta del “austericidio”. El empeño por desmantelar todo el entramado de servicios pĂșblicos conlleva consecuencias graves sobre la salud de los colectivos mĂĄs vulnerables. Una vez mĂĄs, lamentamos tener que recordar la injusta situaciĂłn en la que se encuentran las personas inmigrantes en situaciĂłn administrativa irregular cuyo acceso a la sanidad pĂșblica ha sido vetado por las decisiones de un gobierno hostil a los Derechos Humanos.

Pese al aumento de las infecciones en la poblaciĂłn en general y en nuestro colectivo en particular, la cuestiĂłn del VIH, bajo la excusa de la crisis, ha pasado a una mejor vida para las instituciones pĂșblicas. Los recortes en salud pĂșblica se han manifestado duramente en la reducciĂłn del presupuesto para la prevenciĂłn con las consecuencias que conlleva para la vida de muchas personas. Sin embargo, nuestra salud no tiene precio y de ahĂ­ nuestra exigencia de una polĂ­tica potente de prevenciĂłn, sensible con la diversidad y extensible al conjunto de la sociedad, que enfrente los incrementos de infecciĂłn por el VIH.

A esta regresiĂłn, se le suman el aumento de la vulnerabilidad que sufren las personas con VIH. Las empresas, el entorno laboral, resultan cada vez mĂĄs hostiles para muchas de estas personas en la medida en que la protecciĂłn laboral deviene altamente precarizada y limitada debido a la Ășltima reforma laboral. Resulta realmente preocupante si se tiene en cuenta, ademĂĄs, las altas tasas de desempleo y precariedad que existen entre la poblaciĂłn que vive con el VIH, muchas de ellas personas LGTB y que desarrollan trabajos sexuales. Una vez mĂĄs, frente a la precariedad como norma, toca reivindicar una protecciĂłn real y efectiva contra las discriminaciones en el empleo y que no sea ciega a la diversidad existente.

No olvidamos que, en contra de las demandas feministas, el gobierno del Partido Popular se ha empeñado en legislar la maternidad como una cuestiĂłn obligatoria para todas las mujeres, atentando contra un derecho a decidir que defendemos sin fisuras. ParadĂłjicamente, a la vez que la maternidad es impuesta como un destino inevitable para las mujeres, el derecho a ser madre queda reservado a una relaciĂłn entre un hombre y una mujer, mĂĄxime cuando se pretende negar el derecho a ser “madres” de las mujeres lesbianas, bisexuales y todas aquellas que desean emprender su maternidad en autonomĂ­a a los varones, dificultando su realizaciĂłn por la sanidad pĂșblica. Como contrapartida, reivindicamos el derecho a ser o no ser madre, el derecho a decidir, que merecen todas las mujeres frente al machismo encubierto bajo la excusa de la “sostenibilidad” del sistema sanitario.

En este dĂ­a de lucha internacional, no pretendemos mirar hacia otro lado ante la situaciĂłn del colectivo LGTB en numerosos paĂ­ses del mundo, caracterizados por una LGTBfobia institucional que, en muchas ocasiones, tiene consecuencias mortales. Como un atropello hacia los Derechos Humanos, paĂ­ses como Rusia y Uganda han gestado diferentes polĂ­ticas que condenan y reprimen aquellas sexualidades diferentes a la heterosexualidad normativa. Contra la normalizaciĂłn y el silencio que pesa sobre esta violencia, los colectivos LGTB cumplen un papel crucial al visibilizar, mediante la protesta, todas las injusticias que viven las personas LGTB en numerosos territorios del mundo. En aras a esa solidaridad, reivindicamos que los gobiernos locales atiendan a sus deberes democrĂĄticos condenando todas aquellas formas de violencia, institucionalizadas o no, hacia las personas LGTB a nivel internacional. Esa muestra de fraternidad resultarĂĄ un gesto vacĂ­o, si el derecho al asilo no resulta efectivo en todos los casos solicitados.

Denunciamos el incremento de la violencia contra las personas LGTB a nivel internacional, tanto como acusamos el aumento de las agresiones que sufrimos en nuestro entorno mĂĄs cercano. La vulnerabilidad y el miedo a ser agredidas por nuestros gestos y afectos en el espacio pĂșblico sigue presente en nuestras vidas. Sin embargo, no resulta una realidad digna de ser atendida por los poderes pĂșblicos que siguen sin desarrollar polĂ­ticas pĂșblicas efectivas contra la violencia hacia el colectivo LGTB, que conviertan nuestras calles, plazas y espacios de ocio en lugares amables para la diversidad sexual. Igualmente preocupante es la situaciĂłn de las personas mayores LGTB, muchas veces vĂ­ctimas de un maltrato que queda silenciado y oculto. Es la violencia y el odio lo que debe desaparecer y no nuestro derecho a expresar nuestros afectos y sexualidades donde queramos, sin tener que pasar por algo que no somos.

Por todo lo dicho hasta el momento, gozamos de suficientes razones para concentrarnos en las calles durante este día tan significativo y para continuar hasta que nuestras demandas se vean realizadas. Aunque nos queda un largo camino por recorrer, mantenemos nuestro empeño por construir una sociedad mås justa, libre e igualitaria a partir de nuestra particular lucha. Porque nos puede nuestra convicción de que una sociedad sin LGTBfobia no sólo es necesaria, sino que ademås podemos hacerla posible.

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