Sr. RAJOY:
Podemos soportar las exigencias del guión que marque Europa para superar el déficit. Sí que tenemos coraje y determinación, que son conceptos que a usted le gustan mucho. Estamos dispuestos a ser exigentes con nosotros mismos para poder superar el déficit. Pero el mismo rigor que ponemos nosotros como ciudadanos, el mismo nivel de exigencia que tiene usted con nosotros, el mismo, queremos verlo con las instituciones de las comunidades autónomas.
1.- ¿Está usted enterado de que la CAM
"quebró" y se evaporaron" en torno a 6.000.000.0000
(seis mil millones) de euros? ¿No hay responsables? Usted, Sr.
Rajoy, sabe que sí.
2.- ¿Está usted enterado de que
el Banco de Valencia "quebró" y se evaporaron en torno a
3.000.000.000 (tres mil millones) de euros?. ¿No hay responsables?
Usted, Sr. Rajoy, sabe que sí.
3.- ¿Está usted enterado de
que el "agujero" de BANCAJA lo tapó el SR. RATO en Caja
Madrid? Usted, Sr. Rajoy, sabe que hay responsables.
5.-¿Está
usted enterado de que en Valencia hay una empresa que depende del
Ayuntamiento y de la Diputación, llamada EMARSA, que se ha
"trajinado" más de 17.000.000 millones de euros del dinero
público? ¿No hay responsables? Usted, Sr. Rajoy, sabe que sí.
6.-
¿Está usted enterado de que en Castellón "sólo" le toca
la lotería al Sr. Fabra? Su colega es hábil para blanquear dinero.
¿No tiene responsabilidad? Usted, Sr. Rajoy, sabe que sí.
7.-
¿Está usted enterado de que en Alicante hay una trama BRUGAL que se
"trajina" dineros públicos? Esos dineros salen de las
contratas de basuras y del Plan General de Ordenación Urbana de
Alicante. ¿No existen responsables? Usted, Sr. Rajoy, sabe que sí.
Y le damos una pista por si nos responde "depende... depende"
Mire usted al "burladero" de las cortes valencianas y los
encontrará parapetados-aforados:
Alperi-Castedo-Hernández-Mateo... los otros se nos olvidan, pero
consulte usted a los tribunales y las listas de diputados electos de
su partido, y... ¡qué coincidencia!, ¿no?
En fin, Sr.
Rajoy, no queremos aburrirle con "menudencias" pero sí
exigirle que, como buen Registrador de la Propiedad, se ponga manos a
la obra y nos devuelva todo lo que se apropiaron indebidamente, hasta
el último céntimo.
Nos han exigido sacrificios a los
dependientes, a los trabajadores, a los pensionistas, a los alumnos
de primaria y secundaria, a los universitarios, a los investigadores,
a los funcionarios, a las farmacias, a las librerías, a los
proveedores autónomos de las Comunidades Autónomas, etc. etc.; a
las ONGs, nos han subido los impuestos, el transporte, los
combustibles... con CORAJE Y DETERMINACIÓN, Y COMO DIOS MANDA,
conceptos que a usted, Sr. Rajoy, le son muy queridos.
Sr.
Rajoy, como buen Registrador de la Propiedad, póngase a trabajar y
que nos DEVUELVAN hasta el último céntimo de todo lo que nos han
ROBADO. No queremos volver a ver a Trillo "bruñendo" la
presunción de inocencia. Que trabaje Gallardón en Justicia. Estamos
alarmados con Urdangarín y se le calculan 5.000.000 de euros. Los
miles de millones que se han "trajinado" sus amigos en las
comunidades Autónomas le ayudarán a tapar algunas décimas en el
agujero del déficit del estado. ¿Esto no le alarma, don Mariano?. A
trabajar, con CORAJE y DETERMINACIÓN, COMO DIOS MANDA. ¿O sólo se
atreve usted con los trabajadores?
Se nos olvidaba: dígale a
SORAYA que en la próxima rueda de prensa del Consejo de Ministros
trate el tema y nos tranquilice.
Póngase manos a la obra
con todo lo antedicho y tendrá usted nuestro apoyo. No lo dude, don
Mariano.
Fuente: e-mail a través de internet
.
.
No se si este "invento" es practico o no, es interesante o no...
Lo que es innegable es que parece moderno y está incluido en nuestro mundo mediático, en los medios de comunicación y en internet.
Con nuestro smartphone podremos viajar y recuperar la información en unos instantes.
En la red existen algunas páginas desde las que generar nuestros propios códigos QR para facilitar a nuestros amigos el enlace a nuestra página web, nuestro blog, un mensaje de teléfono movil, una tarjeta virtual, un mensaje de texto....
Utilizar el QR es sumamente sencillo y puedes comprobarlo aquí. Estos son algunos ejemplos.
Estupenda campaña que como siempre representa un derroche de imaginación para la defensa de nuestra Escuela, de la EDUCACIÓN PÚBLICA que en estos momentos está siendo menospreciada, insultada y esquilmada por el gobierno. Comparto su campaña y considero que la Escuela y la Educación Pública es base de la Igualdad y la Solidaridad que para un mejor futuro necesitamos.
Comparto su lucha y su campaña:
FUENTE:
Que enmarca esta acción en la campaña “Matricúlate en la pública” promovida por la Plataforma regional en Defensa de la Educación Pública.

Si eres madre, padre, alumno o alumna, docente o ciudadan@ comprometido en la defensa de la Educación pública y quieres participar, puedes hacerlo fácilmente:
- Elige uno o varios libros que tengas en casa.
- Imprime el mensaje y colócalo dentro del libro.
- Deja "olvidado" tu libro en algún espacio público (en el metro, tren, autobús; en un banco de la calle o de un parque, ...).
La lista de países en los que florecen movimientos susceptibles de declararse más o menos abiertamente indignados se volverá interminable. Pronto será más sencillo contar los países totalmente ajenos a este fenómeno, el cual no se puede meter en el saco de los acontecimientos pasajeros o puramente circunstanciales.
En una audaz reducción, esos movimientos de formas sinuosas y con discursos diversos se han relacionado con la publicación de la estimulante obra de Stéphane Hessel. ¡Indignaos!, nos ordena desde lo alto de su lucidez intacta que tantos individuos parecen haber perdido en nuestras democracias formales.

Es obvio que el panorama de la indignación sobrepasa ampliamente el simpático padrinazgo de alguien que no puede resignarse al sacrificio, tan frecuente, de la dignidad humana en el altar de la ganancia voraz.
Una idea generalizada que quieren asfixiar
Los indignados no se limitan a prolongar la larga historia de la protesta contra el orden establecido por los amos de la economía dominante y sus secuaces. Al contrario, marcan una ruptura histórica en el sentido de que inscriben sus movimientos en un contexto nuevo, el del anunciado hundimiento del capitalismo y de los intentos de salvarlo, cada vez más violentos, que claramente tratan de preservar el principal resorte del capitalismo, la generación del beneficio máximo mediante la contratación del coste directo mínimo, y que la economía, ahora global, destruye el tejido social a la vez que daña gravemente los ecosistemas y agota los recursos más escasos.
La extensión de la indignación se subestima
¿Revoluciones indignadas?
El variado mosaico de la indignación
Yann Fiévet es profesor de Ciencias Económicas y Sociales en el Liceo Jean-Jacques Rousseau de Sarcelles, autor de varios libros, cronista de prensa, presidente de asociaciones y promotor de conferencias y debates.
Los indignados no se limitan a prolongar la larga historia de la protesta contra el orden establecido por los amos de la economía dominante y sus secuaces. Al contrario, marcan una ruptura histórica en el sentido de que inscriben sus movimientos en un contexto nuevo, el del anunciado hundimiento del capitalismo y de los intentos de salvarlo, cada vez más violentos, que claramente tratan de preservar el principal resorte del capitalismo, la generación del beneficio máximo mediante la contratación del coste directo mínimo, y que la economía, ahora global, destruye el tejido social a la vez que daña gravemente los ecosistemas y agota los recursos más escasos.
Otro aspecto novedoso de la reivindicación del cambio se encuentra precisamente en el hecho de que en la actualidad el capitalismo es planetario, una configuración creada por la voluntad y la actuación de poderosos protagonistas económicos –las multinacionales- y por instancias políticas no elegidas democráticamente –FMI, OMC, BCE, Comisión Europea- en estrecha colusión unos con otros. Aunque los movimientos de los indignados no están unificados –y probablemente nunca lo estarán- en todas partes constatan la misma terrible morbosidad de la economía general depredadora y reivindican la instauración de una economía de la restitución. En este último sentido -¡el de la nobleza!- deberían poner en marcha una vanguardia ofensiva contra la resistencia defensiva de un sistema condenado por su lógica suicida.
En espera de la «ampliación del ámbito de la lucha», lo esencial no reside en el número de combatientes, sino en la calidad de sus intervenciones.
En esta época de la información mercantilizada y la comunicación invasora, los movimientos de los indignados al menos tienen un mínimo derecho a la visibilidad. Es obvio que los medios de comunicación del «gran público», cada vez más sometidos a las lógicas mercantiles y financieras, no tienden a interesarse por movimientos ciudadanos que se movilizan por intereses generales y piden cuentas a los malos gobernantes.
Así, ridiculizaron la declaración de los indignados españoles de que no querían el poder y exigían finalmente que los representantes del pueblo actúen por el interés general. Esto es cualquier cosa menos ridículo. Incluso es fundamental. Los indignados no tienen ningún interés en crear otro partido político con unos pocos representantes en un sistema sin cambios esenciales.
Como dijeron: ¡Hay que pensar en el cambio y no cambiar de pensamiento! La necesidad del cambio es un asunto muy serio para dejarlo únicamente en manos de los partidos políticos. Toda la sociedad civil debe tomar parte.
Cuando los medios de comunicación dominantes sólo ven la política a través de las declaraciones tranquilizadoras de los representantes del pueblo, despreciado en sus aspiraciones profundas cuidadosamente ocultadas bajo los sondeos de opinión, llegan incluso a no comprender la realidad social ni a precisar los retos fundamentales de una construcción inteligente del mundo. Tanto es así que en el caso de la «crisis griega» muchos periodistas creen que la mayoría de los griegos confía en que sus dirigentes actuales sacarán al país del abismo en el que le hundieron sus predecesores.
Sin embargo, ahí abajo, hierve la indignación desde hace meses para quien quiera observarla fuera de los canales habituales de la protesta controlada.
¿Revoluciones indignadas?
Parece que la «Primavera Árabe» de 2011 dio alas a diversos movimientos contestatarios en otras partes del mundo. Tenemos la esperanza de que hubieran surgido sin necesidad de ese oportuno catalizador. Aunque es innegable la gran valentía demostrada por las poblaciones de varios países árabes, sometidos durante mucho tiempo bajo la férula de dictadores corruptos y a veces sanguinarios, había motivos para despertar a los ciudadanos aletargados en la tibieza de nuestras viejas democracias; el ejemplo se ha frenado de momento. A este respecto no podemos hablar de Revolución, si acaso de revoluciones conservadoras.
En el mundo árabe en ebullición, las franjas «progresistas» de las rebeliones son minoritarias en todas partes. Es muy pronto para decir si la legítima reivindicación de esos pueblos de un reparto diferente de las riquezas se fortalecerá con la voluntad de construir una alternativa del capitalismo cuya característica eminentemente depredadora denuncian por todas partes los movimientos de los indignados. Si las corrientes políticas conservadoras atrapan al movimiento en los procesos de transformación en curso, los «países del Norte» se felicitarán por haber encontrado una bicoca que les permitirá posponer la llegada de la fase terminal del capitalismo. ¿Se venderá Túnez al turismo internacional como Níger malvende su uranio a Areva despreciando la salud de sus habitantes?, ¿o como Senegal que ha arruinado la pesca artesanal, recurso vital de muchos senegaleses, al firmar con Europa un acuerdo de pesca intensiva que organiza el saqueo de su fondo marino antes rebosante de pesca?.
Samir Amin augura que la primavera de los pueblos del Sur será el otoño del capitalismo. Y necesitará el apoyo de los movimientos de protesta del Norte. ¿Los indignados de las naciones ricas se encontrarán con sus homólogos de las sociedades recién liberadas del yugo ancestral de sus antiguos dirigentes indefectiblemente apoyados por los gobiernos occidentales? ¡Ojalá!
Un recuento exhaustivo de los movimientos de indignados es realmente imposible. Conocemos los que salen en los medios de comunicación de masas, como para dejar en silencio a la mayoría de ellos. Además muchos de esos movimientos nos resultan desconocidos debido a que están situados en países donde la libertad de información está fuertemente restringida. Por ejemplo, el clima social en China es cualquier cosa menos tranquilo. El capitalismo salvaje suscita revueltas duramente reprimidas y apenas sabemos nada. Una pequeña enumeración de los movimientos de indignados nos revela, a pesar de su aparente disparidad, el rechazo a la dominación capitalista del mundo.
Cada movimiento elige su forma original de denunciar al mismo monstruo. En Estados Unidos, el movimiento «Occupy Wall Street» pone el acento en primer lugar en las enormes desigualdades de rentas y patrimonios que existen en la primera potencia económica del planeta. Su eslogan «99 contra 1» ilustra al mismo tiempo que la multitud no puede tener casi nada cuando el uno por ciento acapara casi todo, y que por lo tanto es esa centésima la que decide todo.
En Japón son las consecuencias de la catástrofe de Fukushima las que movilizan a los ciudadanos, a los cuales nos presentan a menudo como unos fatalistas viscerales. El pasado 23 de diciembre fue el «Viernes Amarillo».
Se celebraron manifestaciones en todo el país, sobre todo en el este, donde la mayoría de los productos alimenticios están contaminados por el cesio 137. En algunas ciudades la manifestación agrupó mayoritariamente al personal de los centros sanitarios, muy preocupado por la gran vulnerabilidad de los niños a la «contaminación interna». Las agrupaciones, entre ellas la asociación de jóvenes DYLJ (Liga de la Juventud Democrática de Japón) denuncian la incuria de las autoridades políticas. Esas movilizaciones seguramente no son ajenas al hecho de que un año después de la catástrofe la mayoría de las centrales nucleares japonesas siguen paradas. En Sicilia, desde principios de este año, sopla un viento de revolución.
El hundimiento de Italia en la crisis, los sucesivos planes de austeridad, los llamamientos a nuevos sacrificios, han acabado exasperando a una población golpeada por un desempleo récord del 25%. Los agricultores y artesanos han creado el movimiento de los Forconi, (los de la Horca) que llaman a la revolución y al rechazo de esa situación insostenible. En la vasta Rusia los amplios movimientos que asombran al poder central se organizan para defender los bosques amenazados por proyectos industriales o de carreteras.
No podemos cerrar este breve florilegio sin hacer alusión a una lucha internacional que podría prefigurar la lucha ecológica planetaria de los próximos 25 años: la fuerte resistencia a la explotación –no puede ser más devastadora- del gas y el petróleo de esquisto. En Estados Unidos, en Suecia, en Francia o en Sudáfrica ese tipo de proyectos se tapan o se dejan de lado bajo la influencia de resueltos movimientos de oposición que han mostrado de forma pertinente hasta qué punto la fracturación hidráulica, la única técnica eficaz para esa explotación, es la marca de un sistema capaz de autodestruirse por medio de la naturaleza. Está surgiendo una «Internacional Ecológica» que será el contrapunto de todas las futuras cumbres oficiales del medio ambiente y el clima. Tenemos la primera cita el próximo mes de julio en Brasil en «Río+20».
... ¡Uníos!
La indignación dispone de mecanismos de comunicación modernos especialmente valiosos para la difusión masiva y rápida de la nuevas ideas, los informes que se deben analizar, la convocatoria de manifestaciones urgentes o de los debates que hay que plantear. Esas son las auténticas redes sociales… y medioambientales. Pueden unificar movimientos dispersos geográficamente pero filosóficamente cercanos. Pueden ganar la partida a las redes de las frías tecnocracias y las oligarquías mezquinas. Están hechas de hombres y mujeres vivos que luchan para «ser» mañana contra los que solo protegen el «tener» de hoy.
Yann Fiévet es profesor de Ciencias Económicas y Sociales en el Liceo Jean-Jacques Rousseau de Sarcelles, autor de varios libros, cronista de prensa, presidente de asociaciones y promotor de conferencias y debates.
Traducido para Rebelión.org por Caty R.