21 años después de que leyera este libro y después de perderle la pista entre familiares y amigos, la casualidad y los recuerdos han hecho que hoy vuelva a estar en mis manos y de nuevo al releer el comienzo vengan a mi mente las letras que tanto me gustaron. A ello se une que esta historia dicen que fue documentada por su autor en el que en su día se llamaba “Manicomio de Santa Isabel” en Leganés, ciudad donde vivo y por la que innumerables veces he pasado por las puertas y las fachadas de esa famosa institución.
El autor ingresó voluntariamente simulando una psicosis depresiva, para conocer desde dentro, la cruda realidad que después describe en su libro. Desarrolla con parte de sus letras un homenaje a todos los profesionales sanitarios por los que Luca de Tena siente una gran admiración. Por cierto, mi cuñado Manuel, que trabajó en los nuevos edificios de esa institución durante un tiempo es quien al cabo de los años encontró el libro que hoy os comento. Sin duda el destino es caprichoso. Los renglones torcidos de Dios es una novela publicada en 1979 por Torcuato Luca de Tena. En ella se relata la historia de Alicia Gould, una detective que se interna en un hospital psiquiátrico siguiendo las pistas referentes a un caso de homicidio.
Para mí, es un libro con mucha fuerza, con capacidad de sorprender, impresionar y gustar, pese a su edad "Los Renglones torcidos” y “las faltas de ortografía de Dios" describen desde el interior, escenas tiernas y delicadas, y otras simplemente grotescas dándonos a entender que la balanza de la locura se puede inclinar hacia cualquier lado. "Los Renglones Torcidos De Dios" invita a la reflexión sobre el ser humano y su herramienta más poderosa: la mente. Quizá los menos cuerdos sean más puros y felices sin la necesidad y el agobio de conocer y pensar en este mundo herido que nos rodea.
Dedicatoria del Autor: "Los renglones torcidos de Dios son, en verdad, muy torcidos. Unos hombres y unas mujeres ejemplares, tenaces y hasta heroicos, pretenden enderezarlos. A veces lo consiguen. La profunda admiración que me produjo su labor durante mi estadía voluntaria en un hospital psiquiátrico acreció la gratitud y el respeto que siempre experimenté por la clase médica. De aquí que dedique estas páginas a los médicos, a los enfermeros y enfermeras, a los vigilantes, cuidadores y demás profesionales que emplean sus vidas en el noble y esforzado servicio de los más desventurados errores de la Naturaleza".
Aquél a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco. (Eurípides).
La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que,
cansada de descubrir las vergüenzas del mundo,
ha tomado la inteligente resolución de volverse loca. (Heinrich Heine)