es ser el motivo
de tu sonrisa.
De ahí que ahora
mi deseo sea
para estas fiestas,
que sientas
como yo,
La Felicidad.
(Abuelohara)
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Como en un suspiro se ha ido. Se ha marchado en silencio, del mismo modo en que vivió, en un día triste y lluvioso, desagradable, como la propia muerte.
Se ha ido sin levantar la voz, sin molestar a nadie, sin perder la sonrisa y las buenas palabras. Ella siempre pensó en los demás, los que se fueron y los que aún por aquí andamos.
Siempre me llamaba "Paquito", sin tener en cuenta los años, como si el tiempo se hubiera detenido cuando jugaba de pequeño en el patio de la casa. Siempre me sentí de algún modo protegido por ella.
Estos días ya andaba pendiente del menú de la nochebuena. Pensando en volver a vernos un año más y llenarnos la tripa con su buena cocina y el corazón con sus mimos y caricias. No hemos tenido tiempo esta vez, solo espero que mi tía Tere supiera que la queremos y que nunca nos olvidaremos de ella. La vida y el tiempo no cesan y tarde o temprano cenaremos juntos de nuevo.
Ya está con mamá, las dos luciendo sonrisa y brillando fuerte allá arriba, como dos enormes y preciosas estrellas alumbrando nuestro oscuro camino. Siempre he pensado que desde allí lejos me pueden oír.
Ya está con mamá, las dos luciendo sonrisa y brillando fuerte allá arriba, como dos enormes y preciosas estrellas alumbrando nuestro oscuro camino. Siempre he pensado que desde allí lejos me pueden oír.
No hay modo en que la muerte no duela. No hay manera de pasar de puntillas a su lado. Este año, esta noche y muchas otras cuando cenemos, el nudo en el pecho será mayor, ahora también por ella. Están juntas, también ella que aunque descansa en el mar desde hace un tiempo, estará esperando para abrazarla junto a su hermana allí a lo lejos y aquí, en nuestro corazón y recuerdo. Te echaremos de menos.
Hasta siempre tía. Te queremos.
"Cuando muere María muere la hija de Juan y Rocío, muere la hermana de Carlos, y también la mejor amiga de Ana Villares, con la que paseaba cada viernes por Reforma. Mueren también cuando muere María la amiga de Violeta, la de Marga, la de Juancar y Simón. Y muere la mujer a la que Peralta más quiso, a la que hoy pierde por segunda vez, y a la que aún abraza en silencio cuando duerme, a pesar del tiempo transcurrido y los consejos.
Cuando muere María muere también la mujer que cada tarde, entre las cuatro y las seis, paseaba con prisa a un perrito desclasado por el parque que está pegado a la radial, y muere la joven atractiva aunque un poco bizca pero muy correcta de la que Héctor Salvarroja, conductor de la línea 12 del Interurbano, hablaba a menudo a sus compañeros de ruta y a la que nunca invitó a tomar un refresco en la terracita de La Particular, como él habría querido, porque le faltó el arrojo necesario para hacerlo.
Cuando muere María mueren una compañera de cadena de montaje silenciosa, siete vecinas, doce conocidas, la paciente favorita de un dentista y un amor callado, tan secreto que por más que nos empeñemos nunca sabremos una palabra más de él.
Cuando muere María sucede, en realidad, un genocidio del que la humanidad no se recuperará jamás. Sus cadáveres, la suma feroz de sus ausencias, caben sin problemas en el ataúd de gama media sobre el que su madre llora hoy desconsolada las muertes de María. No hay espacio en el mundo, sin embargo, que pueda contener su dolor."
LAS MUERTES DE MARÍA (Fernando León de Aranoa)
Viene al caso. Un año más. Porque de nuevo es 25 de noviembre, el "Día internacional contra la violencia de genero", el día en que una vez más recordamos a tantas y tantas mujeres víctimas del machismo en nuestro país y en todo el mundo. Mañana o pasado, ya nadie se acordará de ello excepto si aparece un nuevo titular al ser asesinada de nuevo alguna mujer o desgraciadamente la sangre nos salpica de cerca al conocerla.
Por eso hoy, igual que antes, me gustaría que leyeras este microrelato del libro "Aquí yacen dragones" de Fernando León de Aranoa, para ver si así, de una manera simple somos capaces de comprender que cuando María muere asesinada, morimos todos y que nuestra cobardía y silencio cotidiano no es más que el cómplice necesario para que los machistas sigan asesinando.
Me gustaría también que este artículo en mi blog sirviera para mostrar mi condena al doloroso asesinato de ayer en la vecina localidad de Fuenlabrada. Alía Díaz tenía 26 años y fue asesinada "presuntamente" por el hombre que hasta ese momento era su pareja. La degolló con un arma. Estaba embarazada en ese momento. (Noticia)
Un nuevo 25 de Noviembre "Día internacional contra la violencia machista" porque Alía, María, ellas y nosotros, todos, seguimos siendo ASESINADOS. Que nunca debamos escribir esta "Carta a mi compañera muerta".
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Dicen que la lluvia es eso que pone más juntos a los que están juntos, más lejos a los que están lejos y más solos a los que están solos….
Quizá por eso me guste tanto besarte mientras nos mojamos.