Nos recortan las pensiones, así es, nos dan la puñalada. Antes nos han recortado los derechos laborales, los días de indemnización por despido, los tipos de contrato, la gestión del acceso al empleo o muchas otras cosas, unas después de una larga y costosa negociación y otras por imposición y en contra de la lucha de los trabajadores. 

Así es, todo hace pensar que se consuma lo que ya se denomina el Pensionazo. Igual que han llevado a cabo la reforma laboral, las subidas en la luz, en el combustible, los regalos a la banca, los guiños al mercado y los abrazos al capital. Esta vez ha sido con la firma de los sindicatos mayoritarios, pero una aclaración antes de seguir: que quede claro, “NO CONSIDERO A LOS SINDICATOS LOS CULPABLES DE ELLO”, no me gusta oír y leer sin más, que los responsables de la situación son los sindicatos y convertir a estos en la diana de los dardos del dolor social en esta situación de crisis. 

No era el programa del PSOE, pero ha sido el partido socialista con Zapatero a la cabeza cuyo gobierno se ha doblegado sin paliativos al poder del dinero y ha dado la espalda a los trabajadores y a sus propios afiliados (igual lo hubiera hecho el PP y posiblemente de una manera más contundente si es posible, pero no era su momento). 

CC.OO. y UGT dijeron bien alto que no firmarían los 67 años, que solo aplastándoles lograrían imponer el pensionazo. De UGT la verdad, no esperaba gran cosa como consecuencia de su conocida complicidad con el partido del gobierno y su tibieza a la hora de plantarse contra las medidas, ejemplo de ello ha sido la escenificación pocas horas antes del acuerdo cuando desde CC.OO. se exigían unos mínimos para continuar la negociación y desde UGT no, siendo conformes solo con la posibilidad de continuar negociando. 

Desde luego mi sentir no es el de dar el sí al acuerdo, al contrario, es el de decir un NO enorme, un NO rotundo a la pérdida de derechos y al recorte de las pensiones. Es gritar un ya está bien a este grupo de políticos que solo funcionan para hacerse fotos y consumir los bienes públicos en su beneficio, pero demuestran ser unos auténticos incompetentes cuando se trata de apretarse el cinturón y gestionar los recursos de una forma eficaz. Todas y cada una de las medidas tomadas e impuestas, han ido en contra del bienestar social y en contra de los trabajadores. 

No sé como se desarrollarán las cosas a partir de este momento, no sé como irán las negociaciones a partir de ahora, pero os aseguro que si puedo ejercer mi voto en algún momento, será NO. Me duele que estos políticos lleven meses con la navaja sobre nuestros derechos y ellos no hayan dado un solo paso efectivo para recortar sus pensiones o prebendas que entre todos pagamos.
Me da rabia observar como estos políticos y estos empresarios juegan y discuten sobre nuestras pensiones y derechos con sus sonrisas y sus trajes, desde esas poltronas y esa prepotencia que demuestran una distancia cada vez más insalvable con los  trabajadores, nosotros a los 67 años después de cotizar media vida y ellos con unos cuantos años tienen suficiente para vivir holgadamente de las rentas. Desde luego los partidos que han dado el visto bueno a estas medidas no se pueden considerar defensores de los Obreros. 

Las centrales sindicales mayoritarias, han venido a dar el visto bueno a algo que no queremos, que yo no quiero. De una forma inesperada han venido a formar parte de algo que históricamente será inolvidable por lo negativo, aunque debo reconocer también que sin su trabajo y su esfuerzo, el navajazo y la cuchillada del gobierno a las pensiones hubiera sido brutal. 

En ocasiones hay que transigir, comulgar con lo que no gusta, luchar hasta donde se puede, pelear sin desgastar, ceder en unas cuestiones para conquistar otras, pero no se debe desilusionar a aquellos que están dispuestos a luchar y dar la cara para gritar y no perder derechos. Queríamos que CCOO y UGT siguieran peleando y tener la oportunidad de gritar a la cara del gobierno y sus comparsas: “que NO, que no queremos la jubilación a los 67, que NO, NO y NO”. 

Muchas de las movilizaciones que se realizaron antes de la reforma laboral, fueron quizá escasas en participación. Gran parte de la sociedad y también de los trabajadores nos hemos ido localizando en la comodidad de la impasividad y en ver pasar los problemas sin participar activamente en su solución. Con la anterior huelga general y la manifestación de ese día, algunos volvimos a ver la ilusión en la cara de muchos trabajadores y parados, jóvenes y mayores que de nuevo salieron de la mano a las calles de toda España y con ilusión pensamos que estábamos todos levantando la cabeza. 

Los poderes mediáticos no han ahorrado esfuerzos en menospreciar a los sindicatos mayoritarios y de clase, a los empleados públicos y a colocar a los que les pagan, que no son otros que los poderosos, al mando de las maniobras y de la propaganda para desgastar la fuerza de los trabajadores y separar sus intereses. Han logrado que los obreros de la construcción odien a los funcionarios, que unos piensen que los demás son unos privilegiados y que la sociedad en general vea a los empleados públicos como los culpables de todo.

CC.OO y UGT hoy son menos fuertes que ayer y lo que nos espera puede ser una situación muy complicada si el gobierno da un giro a la derecha. CC.OO. es mi sindicato y creo que se ha equivocado, aunque de verdad creo que sin su participación todo sería infinitamente peor. El PSOE y los mercados van de la mano y hoy celebran el acuerdo desde luego con mucha más alegría que los sindicatos y los trabajadores. CCOO y UGT únicamente han logrado desviar la puñalada para que esta no sea mortal, pero estamos heridos de gravedad y con un peligro enorme de gangrena y de infección que poco a poco nos deje
sin posibilidad de defensa ante todos estos sinvergüenzas. 

Creo que los sindicatos se han equivocado, pero desde luego no son los responsables de la crisis, de los recortes laborales, del pensionazo o de la pérdida de derechos sociales, no lo son. Seguro que otros pensáis distinto y el derecho y la libertad es tan vuestra como mía. Seguiré siendo de CC.OO. e intentando que aquello que no me gusta se modifique. LOS SINDICATOS NO SON LOS CULPABLES, lo son aquellos que en su política abrazan la derecha y se demuestran cada día como los enemigos de los trabajadores.

Hay que coger fuerzas, la lucha continúa y esto posible y desgraciadamente puede ser solo el principio. No hemos perdido la guerra, quizá sí una batalla.