Algo estamos haciendo mal, y sino, dime como es posible que la fotografía económica de los últimos veinte años deje ver que el uno por ciento de las personas más ricas del planeta hayan incrementado sus ingresos un sesenta por ciento. Dime como es posible que en los últimos años, estos de crisis en los que todos nosotros sufrimos los azotes de la miseria y el desempleo, estén ganando aún más dinero.
Oxfam ha echado las cuentas y matemáticamente son correctas, moralmente no lo son: Los 240.000 millones de dólares de ingresos netos de las 100 personas más ricas del planeta bastarían para acabar cuatro veces con la pobreza extrema.
Está claro. En lugar de hacerse cada vez más grande la clase media, son los extremos los que consiguen aglutinar, uno el dinero y el otro la miseria. El 1% tiene la riqueza y los ingresos extremos y se dedica a machacar económicamente al resto, a presionar para conseguir una políticas más favorables a sus avaricias, importandoles muy poco el estado de bienestar social que tanto nos preocupa a nosotros.
Me doy cuenta y en alguno de ellos es claro el ejemplo, no permiten que sus trabajadores o las personas a su alrededor tengan plenos derechos y un sueldo digno y suficiente, prefieren verles en la miseria o cerda de ella y echar limosna, mantenerles a base de ayudas para banagloriarse y mantenerse en su pedestal de la soberbia.
Quedan pocas cosas por vender, pero detrás de ello andan los buitres. No podemos permitir que los recursos más básicos, la tierra, el agua, el trabajo, sea un activo en manos de unos pocos para que puedan manejar el mundo a su antojo mientras los demás nos pelamos por las migajas que echan a su alrededor.
Según Hobbs “necesitamos un New Deal
global, como el de Roosevelt que ayudó a reducir la desigualdad y acabar con los intereses creados. Como
primer paso los líderes mundiales deberían comprometerse
formalmente a reducir la desigualdad a los niveles existentes en
1990”.
El sistema económico global está claramente amañado a su favor y es hora de que Robin nos eche una mano, de tomar decisiones y forzar a recuperar lo que es nuestro y nunca nos debió ser robado. "Acabar con los paraísos fiscales –
que albergan cerca de 32 billones de dólares (o una
tercera parte de la riqueza global) podría generar 189.000 millones
de dólares adicionales en recaudación impositiva."(según Hobbs)
fuente: Oxfam
