HIERÁPOLIS y PAMUKKALE.

Después del desayuno, de nuevo nuestro autocar, que ya se iba convirtiendo en un verdadero hogar y los que viajeros íbamos poco a poco haciendo grupo de charla y risas. Sería un día con un buen número de kilómetros de camino a Konya, aunque sin la parada en el monasterio de los Derviches por estar cerrado a las visitas durante las fiestas del Sacrificio. Erhan nuestro guía nos prometió entonces llevarnos a conocer la Mezquita de Isaberi de camino a Éfeso, la mezquita más longeva de Turquía.


El almuerzo fue en un restaurante de carretera que se llama Kirazlı Bahçe. Un lugar que no es famoso por sus comidas, aunque el servicio y el menú son muy correctos y el espacio bastante grande para las comidas en grupo.

Su popularidad la debe al "Maestro Nasreddin", un personaje mítico de la tradición popular sufí, especie de antihéroe del islam como si de Don Quijote se tratara, cuyas aventuras se cuentan en Egipto, Siria, Irán, Asia central, India, Pakistán, Turquía, Rusia e incluso Italia o Sicilia que custodia la entrada al recinto montado hacia atrás en su borrico.

Continuamos nuestros "10 días en Turquía" devorando kilómetros con alguna parada más. El tiempo y las nubes amenazaban lluvia durante la tarde, así que Erhan con acierto, decidió dejar para el día siguiente la visita. Pudimos ver con dificultad desde el autocar, a lo lejos, el Castillo de Algodón de Pamukkale y la silueta de Hierápolis.

Con la llegada al hotel Hierapark Thermal & Spa Hotel, mientras dejábamos las maletas abrió el cielo y el sol nos permitió, mientras caía la tarde, relajarnos en las piscina termal y al aire libre y probar los juegos de agua. Un rato estupendo que nos vino de perlas para olvidarnos del cansancio del camino.



Después de cenar, espectáculo de baile con la inestimable colaboración estelar de los miembros del grupo, lanzados a demostrar sus mejores dotes artísticas que quedaron para siempre grabadas en la retina y los móviles de todos los asistentes. Algunos no pudieron después conciliar el sueño y aún hoy no han superado totalmente ese difícil momento. jajaja. "En ocasiones la vida del turista puede ser muy dura".

HIERÁPOLIS y PAMUKKALE

A la mañana siguiente una nueva visita en nuestro viaje de "10 días en Turquía", la ciudad de Hierápolis con Pamukkale (Castillo de Algodón). En solo unos minutos se disiparon las dudas de si merece la pena o no recorrer tantos kilómetros hasta allí.

Pamukkale es toda una demostración natural con un buen número de cascadas blancas, terrazas y piscinas naturales formadas por piedra caliza y travertino en la ladera de una colina en la provincia de Denizli al sudoeste de Turquía, que eran muy conocidas en la antigüedad formando parte de la importante ciudad de Hierápolis.


Los griegos atribuían a sus aguas cristalinas algunas propiedades terapéuticas otorgadas por los dioses, Asclepio semidiós de la medicina y su hija Hygieia diosa de la salud, la higiene y la sanación bajo la protección de Apolo hicieron uso de estas aguas en su mejor momento.

Después, en la época moderna, siglo XX, la construcción de hoteles y la falta de cuidados casi acaba con su belleza hasta que en 1988 fue declarada Patrimonio de la Humanidad junto con Hierápolis y pasó a recuperarse poco a poco. En la actualidad debido a la escasez de agua, la dejan correr cíclicamente en cada una de las áreas.

Después de un paseo por las cascadas, caminamos hasta lo alto de la colina para ver las ruinas de la antigua ciudad helenística de Hierápolis. Una ciudad establecida alrededor de 180 a.C. que cayó repetidas veces con cada terremoto y que fue reconstruida tantas otras veces. Lo que más nos llamó la atención es su Teatro que está edificado en una pendiente del terreno y que tenía capacidad para 15 o 20 mil personas.



La zona cuenta también con los baños de "Antique Pool", una piscina de nueva construcción con el fondo lleno de restos de columnas y rocas de las construcciones de la zona. Cuenta con taquillas, vestuarios, baños y hostelería. Los ciudadanos polacos gustan de bañarse en este lugar que personalmente encuentro fuera de sitio y muy masificado.

En esta etapa de nuestros "10 días en Turquía", me quedo con los restos de Hierápolis y el Castillo de Algodón. Nos quedan muchas y bonitas visitas antes de llegar a la "Maravillosa Estambul".

Terraza con pequeñas lagunas naturales en la ladera de Pamukkale (Turquía)

Restos de la ciudad de Hierápolis dispersos en las colinas de Pamukkale. Turquía.

Restos de un majestuoso pórtico en la antigua ciudad de Hierápolis. Turquía

Colina de Pamukkale (Castillo de Algodón) en la provincia de Denizli. Turquía

Valle del río Menderes donde quedan recogidas las aguas que descienden de Pamukkale

El teatro de Hierápolis año 60 d.C. con gradas para capacidad de 15 o 20.000 espectadores

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ÉFESO

Seguro que todos hemos oído hablar de los famosos y ricos Kebab, que significa "carne asada o guisada". El Testi kebab es una típica y popular receta de Turquía, más concretamente de Capadocia que consiste en un guiso especiado de carne de cordero, aunque también lo hacen de pollo, que se cuece lentamente en una vasija de barro sobre brasas de carbón.

Hacía mucho tiempo que no escribía nada de comida o cocina en este blog, pero este plato turco que tuvimos la oportunidad de probar en nuestro viaje "10 días en Turquía" durante nuestra primera noche en Estambul, nos trae muy buenos recuerdos y he decidido compartirlo con vosotros.

El lugar elegido para probarlo es un pequeño "Cafe restaurante Eylül" en una calle próxima a la Plaza de Taksim, que es el centro de ocio de la ciudad de Estambul y tiene muchos otros locales de hostelería para elegir. No llevábamos decidido dónde cenar y el reclamo y la presentación nos llamó la atención.

La forma de cocinarlo es enormemente sencilla. Se mezclan todos los ingredientes en crudo y se introducen en la vasija con una pequeña capa superior de mantequilla. Para que quede hermética, la boca se sella con masa de pan o harina y agua. La carne, las verduras y especias se cuecen lentamente en su propio jugo sin escaparse aroma o sabor alguno.

Si la cocina llama la atención con la vasija de barro sobre las brasas de carbón y las llamas, no lo es menos el final, cuando remueven el recipiente jugando con el fuego y rompen su boca para servir de inmediato su interior mientras golpean de forma insistente un plato con un cubierto cantando frases en turco sobre las maravillas de su cocina y el placer de comer. Con esto al mismo tiempo llaman la atención de los turistas que en ese momento pasean por la zona.

Aunque pueda quedar muy vistoso, para nosotros y nuestra cocina es poco práctico hacer un fuego con carbón y andar rompiendo nuestro menaje, así que haremos la receta en una cazuela de barro con tapa si tenemos y si no es posible en una normal o incluso en el horno o la olla express. Si decidimos hacerla en esta última el tiempo habrá que recortarlo mucho.

INGREDIENTES:

PREPARACIÓN: La preparación típica es con la vasija de barro y el fuego de carbón moviendo de vez en cuando las brasas para que en dos horas aproximadamente esté terminado, pero nosotros lo haremos de forma más sencilla que en Turquía, aunque posiblemente debamos corregir el líquido si evapora mucho.

Se mezcla todo, la carne de cordero en tacos pequeños junto con los tomates, la patata y pimientos en trozos junto con el ajo cortado y las especias. Todo ello en la cazuela y encima un poco de mantequilla y si no tenemos un chorrito de aceite. Al fin y al cabo tampoco tenemos la vasija o el carbón ni estamos en Capadocia.

Si lo hacemos en el fuego podemos vigilarlo pero nadie nos quita dos horas de cocción lenta. En el horno a 200º sería suficiente con hora y media y si lo hacemos en olla express será suficiente con 40 minutos aunque creo que no sabe igual. Terminado ese tiempo, lo dejamos reposar otros 20 minutos 20 minutos más, que todo coja el aroma y sabor.

La bebida para acompañar el plato no representa un problema en Europa, pero en Estambul no es posible consumir bebidas alcohólicas en la calle y lugares próximos a alguna Mezquita, así que acompañamos el "Testi Kebabi"  con bebidas gaseosas. Para tu presentación en casa, prepara un buen vino.

En el "Cafe restaurante Eylül", además de la carne, nos sirvieron varios tipos de arroz y ensaladas típicas junto con una ración de patatas, supongo que estas últimas como mala influencia de los restaurantes de comida rápida. Aquí en casa el acompañamiento es cosa vuestra y seguro que mejor.

Durante nuestros "10 días en Turquía" la comida fue muy variada, exquisita y desde luego recomendable para volver con una buena experiencia culinaria.

Que aproveche!!

10 DÍAS EN TURQUÍA - Etapas y visitas.

Los días que elegimos para nuestro viaje eran vacaciones en Turquía. Se celebraba el Kuban Bayram Arife Günü la Fiesta del Sacrificio y son días libres para la población local que se mueve a sus pueblos de origen desde las grandes ciudades para celebrarlo en familia. Sabíamos que viajar por carretera seria mucho más lento y pesado, pero viajar en avión a Capadocia, aunque no resulta caro, suponía no poder conocer la capital de Turquía o ver el Tuz Gölü, así que decidimos los kilómetros de carretera.

Los mayoristas de turismo suelen unir a los pasajeros de diferentes compañías en los medios de transporte del lugar del destino para abaratar sus costes y por lo tanto también los nuestros. Así que lo primero fue recoger en los hoteles a todos aquellos que iban a formar parte del grupo de viajeros que iban a recorrer Turquía con nosotros desde ese momento. Juntos dejamos la ciudad de Estambul y partimos hacia Ankara.

Ankara es la capital de Turquía y de Anatolia Central, más moderna, comercial e industrial y menos poblada que Estambúl. Tiene varias universidades, sede del parlamento y de los ministerios y delegaciones diplomáticas. La estrella de la visita es Anitkabir, mausoleo de Mustafa Kemal Ataturk, fundador y primer presidente de la República de Turquía.

Antikabir es una serie de construcciones monumentales y simétricas en una colina visible desde cualquier punto de la ciudad. Se llega desde varios puntos, uno de ellos es una enorme vía peatonal entre figuras de Leones a los lados que me recordaron (salvando las enormes diferencias) al "Paseo de las Esfinges" que unía los templos de Luxor y Karnak. El mausoleo monumental de Atatürk es el edificio emblema del lugar.

EL TUZ GÖLÜ (lago salado)

Después de comer en el Restaurante Hacibey y estirar un poco las piernas, salimos de camino a Capadocia con la intención de parar en el Tuz Gölü a 120 km de allí. Cuando ya pensábamos que la noche se nos echaría encima, llegamos en el momento justo y pudimos pisar el Lago salado cuando el sol se escondía en el horizonte.

Paseamos sobe los granos de sal del segundo lago más grande de Turquía y de los más salinos del mundo, además de ser hogar de la mayor colonia de flamencos rosas del Mediterráneo.

De camino al alojamiento en Capadocia, Erhan, nuestro guía, nos contaba la curiosa razón del color rosa de los flamencos del Mediterráneo. En ese lago en 2011 nacieron más de 18.000 flamencos y los estudios han determinado que su fuente de alimentación que se compone principalmente de artemia salina y de alga roja, provocan que su plumaje sea rosa. En nuestra parada los únicos animales de dos patas que vimos sobre las salinas eran turistas como nosotros. No se puede tener todo, pero ese atardecer quedó grabado para siempre entre los mejores de nuestros viajes.

CAPADOCIA

En esta etapa existe la posibilidad de ver un espectáculo de bailes folklóricos y realizar un Vuelo en Globo sobre el Valle de Göreme en el corazón de Capadocia, que ya te mostré en un artículo más extenso. Las dos actividades son opcionales, la primera de ellas la decidimos en el mismo autocar y la de subir en globo la llevamos confirmada desde Madrid, de ello se encargó mi hijo Alejandro, más joven y amigo de la aventura.

Capadocia es una región extraña, donde la mano de la naturaleza ha dibujado un buen número de lugares que hay que ver por lo menos una vez en la vida. Paisajes ondulados, rocas cónicas, misteriosas ciudades subterráneas construidas desgastando la roca arrojada por los volcanes Erciyes Dagi y Hasan Dagi... Un fantástico y original lugar dibujado con la lava, el polvo y la ceniza arrojada desde hace 4 millones de años, que se compactaron con el tiempo, la lluvia y el viento.

Todas las visitas y recorridos son a pie, a pocos minutos en autocar del alojamiento en el hotel Suhan Cappadocia donde dormimos. Las visitas son al aire libre en el Valle de Göreme, patrimonio de la humanidad desde 1985, donde puedes ver iglesias excavadas en la roca, enormes formas de más de 20 metros de altura, o las espectaculares Chimeneas de Hadas en el Valle de Paşabağ (Valle de los Monjes) y el Valle de Uçhisar (de las Palomas), desde donde se divisa el Castillo del mismo nombre y multitud de formas más.







Paramos a comer en el Restaurante Hanedan, una bonita edificación que se asemeja a las antiguas "Caravasar", lugar donde se detenían las caravanas comerciales, militares y peregrinos con sus animales para descansar y comer. Ahora es parada especial para las caravanas de turistas que recorren Turquía.

Después ver unos talleres de alfombras nos trasladamos a la "Ciudad subterránea de Kaymakli" que merece un artículo aparte y que puedes ver pinchando el enlace. Una excavación donde se refugiaba el pueblo de sus perseguidores con más de nueve niveles de los que cuatro son visitables y donde podías vivir durante seis meses más de dos mil personas.

Capadocia tiene muchas atracciones que no te puedes perder, pincha aquí para entrar en la "Ciudad subterránea de Kaymakli" o aquí para realizar el "Vuelo en Globo sobre Capadocia" , ambas son para mi, actividades imprescindibles si quieres vivir la parte más intensa de esta maravilla de región.



En el camino de vuelta paramos al borde de la carretera para poder ver uno de los pueblos griegos abandonados de Turquía. Son pueblos con mayoría griega que vivían en paz con los turcos, que a consecuencia de la guerra greco-turca sirvieron como intercambio al finalizar la guerra en 1923. Los griegos volvieron a su tierra y el pueblo quedó abandonado en la ladera del monte para atracción histórica y turística.

Después de una ducha y la cena, llegó el espectáculo de los bailes folklóricos en el Restaurante Harmandali que simula una típica cueva. Las bebidas eran ilimitadas y pudimos probar el licor nacional de Turquía, entre otras el "Raki", una bebida anisada que se suele mezclar con un poco de agua a partes iguales con lo que adquiere un color blanquecino, por lo que también se la llama Aslan Sütü que significa "leche de león".

El consumo de este licor va unido a la típica broma sobre el apetito sexual, que ya os adelanto que no es razón para su consumo, máxime cuanto te has levantado a las cinco de la mañana para montar en globo, has estado todo el día de visitas y vuelves a la una de la mañana después de mover el esqueleto en el baile folklórico al hotel, con lo que lo más probable es que el sexo quede para otro momento.

Chimeneas de Hadas en el Valle de Paşabağ (Valle de los Monjes)

Un beso al amanecer en un "Vuelo en globos en Capadocia"

Siguiente etapa: 

HIERÁPOLIS y PAMUKKALE

Esta vez nuestro viaje fue en pleno mes de agosto. Fue el único momento en el que algunos miembros de la familia pudimos unir vacaciones, promesas y circunstancias para escapar unos días a Turquía. Mi hija Sara no nos pudo acompañar como en nuestro anterior Viaje a Egipto y se quedó en tierra pasando unos días con el abuelo. Los echamos mucho de menos, pero otra vez será y seguro que muy pronto. No vamos a parar de Viajar y ver mundo.

"10 días en Turquía", de los que seis de ellos pasamos gran parte del tiempo en un autocar para recorrer casi 2.500 km desde Estambul en la región de Mármara a donde llegamos en vuelo directo desde Madrid con Turkish Airlines. Desde allí entramos en Asia pasando por las tierras de Anatolia central, la zona mediterránea y la región del Egeo, para volver a Estambul atravesando el estrecho de Dardanelos. Casi nada, verdad?.

La ciudad de los tres nombres, "Estambul", de la que seguro has oido hablar y visto en multitud de ocasiones en la televisión, el cine o la literatura, que históricamente se la llamó Bizancio y después Constantinopla, es la ciudad estrella de nuestro viaje y en ella pasamos el resto de días, añadiendo una noche más al final. Una posibilidad que nos ofrecía nuestra agencia de Viajes Bidtravel, para poder visitar con guía la Mezquita Azul, Santa Sophia, Hipódromo y el Gran Bazar para poner un estupendo cierre en este maravilloso viaje de "10 días a Turquía".

Desde Estambul pasamos por Tuz Gölü (el lago de sal), Ankara la capital de Turquía, la fascinante región de Capadocia con el imprescindible "Vuelo en Globo sobre el valle de Göreme",  la zona de Konya, Pamukkale y su Castillo de Algodón y Hierapolis, la maravillosa ciudad de Éfeso donde pudimos ver el Agora y la Biblioteca de Celso, la mítica Troya y Canakkale, el mar de Mármara y el Ferry para cruzar el estrecho de Dardanelos desde Asia a Europa..... En definitiva, un recorrido que pintaba bien y que resultó mejor.

Muchas veces surge la pregunta sobre si es mejor un viaje en solitario o en grupo. Cada uno tiene sus pros y sus contras pero quizá la mayor ventaja de viajar solo es la libertad, que por supuesto lleva aparejada una buena dosis de responsabilidad y soledad en algún caso, como en mis "21 días en Nepal" donde la experiencia fue en una gran parte personal y la mejor oportunidad de ganar autoconfianza y madurez.

En el viaje a Turquía en grupo y en autocar, entraban en juego la tolerancia, la flexibilidad y la planificación, que sin duda dependía del talante, el ritmo y la capacidad de grupo de todos. Lo que puede ser una ventaja para unos es un engorro para otros y aquí toca enviar un cariñoso mensaje de agradecimiento a nuestro guía profesional de habla hispana Erhan, que tuvo sus buenos y algunos regulares momentos, con la tarea nada fácil de intentar contentar a todos.

Son muchas horas en el espacio reducido de un autocar. Ante los conatos de enojo, me quedo con las carcajadas, la diversión y la chispa de un buen número de viajeros con los que terminamos sembrando una amistad que seguro dará buena cosecha. Con mayor o menor medida se fue tejiendo la telaraña entre algunos de nosotros, y el tiempo y los kilómetros se hicieron infinitamente más cortos. Más importantes son las personas que los destinos y con algunos de vosotros y vosotras me atrevo, sin dudarlo, a Viajar al fin del mundo.

En adelante os mostraré algunos de los lugares y las experiencias de estos "10 días en Turquía" y espero que os anime a hacer las maletas o la mochila. Como en otras ocasiones incluyo el mapa del recorrido para que podáis haceros una idea clara de la completa visita a este maravilloso país. Las fotografías firmadas que incluyo, están echas con mi Nikon D850 y espero que también os gusten. Al final del artículo os dejo enlaces para más información.

Del primer día poco habría que contar si desde Madrid no hubiéramos elegido vuelos directos. Llegamos a Estambul en poco más de cuatro horas sin paradas, lo que nos permitió un buen paseo a última hora de la tarde y noche después de dejar las maletas en nuestra habitación del Best Western PLUS The President Hotel. Un alojamiento que recomiendo, ya que además de tener una estupenda terraza restaurante con piscina y unas buenas instalaciones, está a muy pocos metros de la parada de tranvía, la Mezquita de Beyacid, la Columna de Constantinopla y a solo mil metros la Mezquita Azul y Santa Sofía.

Para moverte en esta caótica ciudad, puedes hacer uso de la tarjeta Istanbulkart. Una tarjeta monedero que sirve para utilizar todos los medios de transporte público en Estambul y que estrenamos esa misma tarde, primero en tranvía y después en el famoso funicular Kabatas-Taksim para movernos atravesando la parte antigua de Estambul y el puente Galata sobre el Cuerno de Oro hasta llegar al barrio de Beyoglu y la Plaza Taksim. Una plaza y su entorno, centro del Estambul moderno, conocida como zona turística y de ocio con un buen número de restaurantes, tiendas y hoteles, con su famosa calle Istiklal y su tranvía que nos pueden llevar a pocos metros de la Torre Gálata.

Coincidimos con la celebración del Beyoğlu’nda Festival Zamanı, un encuentro de culturas, danza y música que se celebra todos los años. Después de un paseo por Taksim, buscamos algún sitio donde cenar y nos dirigimos entre el bullicio de la gente sin quererlo al Eylül Café, donde probamos aconsejados por el personal el "Testi kebabi", una receta popular de Capadocia que se guisa en unas pequeñas vasijas de barro y que está exquisita. Era la primera vez ante la comida turca y la cena no pudo ser más atractiva y a buen precio.

El camino de vuelta de nuevo en transporte público. El funicular y el tranvía hasta la parada de Beyazid a pocos metros del hotel iban con bastante gente, como en el Metro de Madrid, y la cercanía con una simpática familia turca resultó en una conversación de fútbol entre dos forofos, mi hermano Javier, del Real Madrid (por supuesto) y un ciudadano turco que resultó ser del Barcelona. Menudas risas viendo como intentaban cada uno ensalzar su equipo en una mezcla de gestos e idiomas irreconocibles mezcla del español, el turco y el inglés. Las dos aficiones y nacionalidades terminaron hermanadas para siempre en un bonito recuerdo.

Satisfechos y contentos con nuestro primer encuentro con Turquía y la caótica pero encantadora Estambúl, nos marchamos a dormir. A la mañana siguiente comenzaba nuestro tour en autocar por Turquía y había que levantarse temprano. Nos espera Ankara, Capadocia, Konya, Pamukkale, la antigua ciudad de Éfeso, Troya y vuelta a la antigua Constantinopla. Un viaje de "10 días en Turquía" que pensamos aprovechar al máximo.

Continuar viaje:

ANKARA - TUZ GÖLÜ - CAPADOCIA

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Cuando preparamos nuestros viajes, hay visitas que lo dicen todo con su nombre o su imagen. De una manera u otra antes de llegar ya hemos leído, conocemos o nos han contado lo que nos vamos a encontrar y su difusión ha sido tan amplia y concreta que casi no se nos escapa detalle. Este no es el caso.

Por el contrario, hay otros lugares que no cuentan con la misma propaganda y sin embargo esconden una verdadera y bonita historia. Reconozco que era escéptico respecto a la ciudad subterránea de Kaymakli, una de las visitas incluidas en nuestro viaje de "10 días en Turquía" con Bidtravel, a la que no presté demasiada atención, pero que vino a redondear y dar el cierre a la maravillosa experiencia de conocer la región de la Capadocia. La inmersión en un mundo pasado pero real de la sociedad de la época y su modo de vida y subsistencia me llamó mucho la atención.

La entrada al complejo no es muy distinta a muchos de los centros culturales modernos y austeros que nos rodean en cualquier ciudad europea. Tras las puertas automáticas, el típico y obligado paso por el arco de seguridad y los tornos, una pequeña cuesta nos lleva a la zona oscura, una entrada en la pared de roca volcánica por la que accedemos a la ciudad.

Un establo excavado en tiempos de los hititas, mas o menos en el siglo VI, nos sirve de sala de reuniones para que Erhan, nuestro guía, nos indique las pautas y algunas recomendaciones esenciales a seguir, las flechas rojas para entrar y las azules para salir. Aprovecho el momento para preparar mi Nikon D850 y colocar el Nikkor 14-24mm que espero de buenos resultados con tan poca luz.

Comenzamos a caminar por la Ciudad bajo tierra de Kaymakli. Túneles y estancias donde antes que nosotros pisaron los cristianos, los cautivos y aquellos que se escondían de los ejércitos invasores o de aquellos merodeadores que atravesaran la región de Anatolia. En definitiva, estábamos dentro de una ciudad refugio donde más de dos mil personas resistían e intentaban subsistir, en ocasiones por un periodo de hasta seis meses y que se unía únicamente a otra ciudad igualmente subterránea, Derinkuyu, a través de un túnel de 9 km.

Kaymakli es una de las 37 ciudades subterráneas de Capadocia y la más amplia hasta el momento. Está a poco más de 20 km de Nevsehir donde tenemos nuestro hotel y por lo tanto cercana a las poblaciones para que rápidamente pudieran ser alcanzadas en caso de necesidad. Si la claustrofobia te lo permite y prestas atención a las explicaciones, puedes vivir o imaginar como lo hacían esas miles de personas perseguidas. Establos, salas de culto, comedores, cocinas que aún conservan el hollín de los hogares, bodegas, cisternas de agua....

La vida debió ser muy complicada para que durante seis meses vivieran encerrados en ese lugar. Una ciudad refugio con una sola entrada que bloqueaban a extraños o invasores con una roca redonda a modo de cierre seguro. Unos niveles más abajo podemos ver de nuevo otra roca redonda que se desplazaba como un segundo mecanismo de cierre para impedir el paso en caso de haber sido descubiertos. Son dos kilómetros y medio los que abarca Kaymakli. Un laberinto de túneles, rampas y escaleras que te ayudan a descifrar los miedos y las historias de quienes una vez vivieron allí.


De vez en cuando hacemos una parada en una de las salas para hacer recuento del personal y para que Erhan, ante un "ligeramente escandaloso" grupo de orientales a los que fue necesario chistar para que guardaran silencio, nos siguiera contando la asombrosa historia del lugar y sus moradores. Si no fuera porque tocamos la roca, respiramos el aire y sentimos la oscuridad, todo nos parecería como un cuento. Hasta que te dan los datos y las razones de aquello, se hace difícil entender el porqué de la construcción de ese agobiante y misterioso laberinto.

La ciudad subterránea de Kaymakli tiene una profundidad máxima de cuarenta y cinco metros en nueve niveles recorridos por un pozo vertical abierto al exterior que sirve de ventilación. La respiración se debía hacer agobiante con cientos de lámparas de aceite en los huecos de las paredes de esos diminutos túneles. Los niveles por debajo del cuarto están aún cerrados y solo accesibles para trabajos de investigación desde su descubrimiento en 1964.

En el mismo lugar donde pisamos, lo hizo una familia hace más de quince siglos, posiblemente con sus animales domésticos, trabajando la roca volcánica para ir ganando espacio y ampliando su vivienda al tiempo que la "Ciudad refugio de Kaymakli" crecía.

Si no padeces de claustrofobia, soportas los lugares cerrados y tus riñones y rodillas aguantan, tienes que visitar esta ciudad subterránea, recorrer sus túneles de hasta veinte metros de longitud y respirar la historia que rezuma con su humedad de las paredes de roca. Y recuerda siempre: "Para salir hay que seguir las flechas azules", jajajaja.




Kaymakli y otras ciudades subterráneas, además de otros espacios naturales en el Parque Nacional de Göreme, son considerados Patrimonio mixto de la Humanidad, tanto natural como cultural, por la Unesco desde 1985. La extensión abierta del Parque hay que visitarla a pie, las "Chimeneas y las Hadas", el "Valle de las Palomas" o las "Iglesias en la roca" son espectáculares y además cuentas con la posibilidad de "Volar en globo sobre Capadocia" para observarlos desde un punto de vista distinto y emocionante.  No te lo debes perder.

Como en todos los lugares turísticos, los souvenirs nos esperan para llevarnos un recuerdo.

Edificio en la plaza de la población de Kaymakli. En la parte trasera el Café Karakus.

Minarete de la pequeña Mezquita

Patrimonio histórico cultural de la Humanidad desde 1985