En aquella tertulia más o menos por el año 1904, D. Ramón María del Valle-Inclán charlaba con sus amigos en el nuevo Café de Levante.
Los mejores intelectuales de la época, Zuloaga, Solana, Inurria, Rusiñol, Beltrán, Penagos... se sentaban a la mesa por las tardes.
Esa tarde Pío Baroja sorprendió a todos porque cuando se estaba hablando de los españoles y sus distintas clases, el novelista vasco dijo:
“La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber:
1.- Los que no saben;
2.- Los que no quieren saber;
3.- Los que odian el saber;
4.- Los que sufren por no saber;
5.- Los que aparentan que saben;
6.- Los que triunfan sin saber, y
7.- Los que viven gracias a que los demás no saben.... Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y a veces hasta “intelectuales”.
Los mejores intelectuales de la época, Zuloaga, Solana, Inurria, Rusiñol, Beltrán, Penagos... se sentaban a la mesa por las tardes.
Esa tarde Pío Baroja sorprendió a todos porque cuando se estaba hablando de los españoles y sus distintas clases, el novelista vasco dijo:
“La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber:
1.- Los que no saben;
2.- Los que no quieren saber;
3.- Los que odian el saber;
4.- Los que sufren por no saber;
5.- Los que aparentan que saben;
6.- Los que triunfan sin saber, y
7.- Los que viven gracias a que los demás no saben.... Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y a veces hasta “intelectuales”.
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