Me llama poderosamente la atención que ni el tiempo ni la historia puedan hacer olvidar reflexiones que hechas hace muchos años, hoy pueden continuar muy vivas.
Los ricos y los pobres (Gandhi)
"Pese a todo, tras
los esfuerzos más tenaces, no se puede lograr que los ricos protejan
realmente a los pobres. Y si
estos últimos se ven cada vez más oprimidos hasta el punto de morir
de hambre, ¿qué se puede hacer?.
Cuando se busca una solución para
este acertijo, es cuando los recursos no violentos de la no
colaboración y de la desobediencia civil se me presentan como los
únicos que resultan justos e infalibles.
En una sociedad concreta,
los ricos no pueden hacer fortuna sin la colaboración de los pobres.
Descubrí que la
vida perdura aun en medio de la destrucción. Por consiguiente, debe
haber una ley más elevada
que la ley de la destrucción. Sólo bajo dicha ley resulta
inteligible una sociedad bien ordena da y la vida digna de ser
vivida. Entonces, si esa es la ley de la vida, por ella debemos
trabajar en lo cotidiano.
"Mi labor habrá
concluido si consigo convencer a la humanidad de que cada hombre o
cada mujer, sea cual
fuere su potencialidad física, es el guardián de su dignidad y de
su libertad. Este amparo es posible, aun cuando el mundo entero se
vuelva contra el único que sea capaz de resistir.
Si continúa la
demencial carrera armamentista, desatará una matanza jamás vista
antes en la historia. Si
alguien resulta triunfante, esa victoria vana será como una muerte
en vida para la nación que se alce como victoriosa.
El rumbo más
seguro es creer en el gobierno moral del mundo y, en consecuencia, en
la supremacía de la
ley moral, la ley de la verdad y del amor.
Inicia tu día
con una plegaria y hazla tan conmovedora como para que perdure en ti
hasta el atardecer.
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