LA SALUD DE LOS DOCENTES

By Fco. Cecilia - miércoles, enero 11, 2012

La mayoría de nosotros y nosotras hemos estudiado en la pública y conocemos de lo bueno y lo malo de la educación. Con la crisis y los recortes que desde hace tiempo sufrimos en nuestros derechos, nuevas circunstancias en muchas ocasiones ya olvidadas por considerarlas consolidadas, han vuelto a los espacios de discusión con los pasos atrás dados por la Educación.

Peores circunstancias como alumnos, peores circunstancias como padres y también peores circunstancias como docentes, para la salud de los docentes. Resultado: Peores circunstancias para la educación pública. Es hora de conocer y reconocer los daños que está sufriendo la educación y gritar en contra.

Desde el ámbito de la salud laboral, a la que los docentes tienen derecho hay muchas cosas que decir y es bueno conocer. Las decisiones en los recortes que poco a poco se van dando, agrietan el estado de bienestar que de seguir a si romperá finalmente perdiendo de vista la educación de todos para todos y dañando a aquellos que tienen en sus manos y sus labores, la educación de nuestros hijos.



la salud de los docentesEnfermará la Escuela (fragmento)
"...El aumento de ratios y el incremento de horas lectivas van a suponer un aumento considerable de la prevalencia de enfermedades de la voz. Una enfermedad profesional que incide en la herramienta de trabajo más importante del docente que se traduce en la indisposición duradera de muchos profesionales.


Los profesores y profesoras insisten en que los principales perjudicados son los alumnos y tienen razón: los recortes de profesorado se traducen en grupos más grandes, desaparición de los apoyos para alumnado con dificultades, reducción de la atención personalizada y todo un sinfín de prácticas cotidianas en la escuela que son las que aseguran la calidad de la educación y la igualdad de oportunidades. Si es bien cierto que las principales víctimas son los alumnos, no es menos verdad que los golpes directos los recibe el profesorado.


En septiembre pasado, Josema se incorpora al instituto de Albacete donde es director. Llega tranquilo porque en julio cerraron la planificación del curso y ya habían hecho encaje de bolillos para que los alumnos recibieran las clases en las mejores condiciones posibles. Su sorpresa es mayúscula cuando el 9 de septiembre –el curso empezaba el 14– recibe una llamada de la Administración educativa de Castilla-La Mancha que le dice que cuenta con 5 profesores menos y que además ha de ser él quien “despida” a esas personas: “De repente te encuentras con que no tienes horario ni tienes nada y te ves obligado a decidir tú qué cinco interinos se van a la calle y a comunicarles esa decisión”. 


Además, Josema tiene que conseguir que el instituto funcione y para poder solventar la situación, el equipo directivo se ve obligado a hacer cambios importantes: poner a un profesor que lleva 25 años dando matemáticas a dar ciencias naturales, a uno de física a dar informática y tecnología, a uno de lengua a dar historia, etc.


“Lo que la gente no ve –explica Josema– es que por cada hora de clase que un profesor da de una materia nueva necesita al menos tres horas de preparación. Con eso quiero decir que si a un profesor de matemáticas que tiene 10 grupos de 30 alumnos, o sea 300 alumnos, le colocamos un grupo de ciencias naturales de tres horas a la semana, estamos incrementando su carga de trabajo en tres horas presenciales y al menos en nueve horas de tiempo de trabajo fuera de clase”. 


“Además –explica Josema–, programar por competencias y evaluar por competencias requiere mucho más trabajo de preparación y de corrección”. Los profesores cuyos grupos aumentan en número, o que tienen más grupos, están desbordados: “En mi equipo tengo muchos compañeros con síntomas de estrés: falta de sueño, taquicardias y ansiedad. Yo mismo he tenido que acudir al médico para que me diera medicación para regular la ansiedad”. 


A la sobrecarga de trabajo se une el control y las amenazas: “La Administración se enteró de que estábamos preparando una carta de protesta y nos llamó el inspector para decirnos que estaban viendo la posibilidad de abrirnos un expediente”. Cerca de Josema trabaja Ana. Ella es profesora de ciencias y relata una situación de sobrecarga de trabajo y problemas de conciliación con la vida familiar: “Han desaparecido los tiempos entre clase y clase y también las horas que teníamos para preparar material. 


Yo he conseguido mantener las dos horas de tutoría individual porque en tercero de la ESO es fundamental, pero tras seis horas seguidas de clase llego a casa reventada y sin haber podido preparar materiales o corregir. Cuando llego a mi casa atiendo a mis hijos y entre las diez de la noche y la una de la madrugada me preparo clases y corrijo. Me levanto a las 6:30 sin haber descansado lo suficiente y preguntándome qué efectos reales tiene el plan ‘Concilia’ que aprobamos hace unos años. No sé hasta cuándo resistiremos”. 


En Madrid, la Administración ha incrementado en dos horas la docencia obligatoria del profesorado pensando que con ese incremento de horario iba a suplir a los 3.500 interinos que ha dejado en la calle, pero no es así. Con estos recortes, los profesores se ven obligados a abordar su tarea en condiciones que pueden poner en peligro la salud de los trabajadores. El aumento de ratios y el incremento de horas lectivas va a suponer un aumento considerable de la prevalencia de enfermedades de la voz. Una enfermedad profesional que incide en la herramienta de trabajo más importante del docente que se traduce en la indisposición duradera de muchos profesionales.


“Tenemos clases de 35 alumnos cuando la ley establece que el máximo es 30, y en esos grupos tenemos alumnos con necesidades educativas especiales que no están siendo atendidos adecuadamente porque ni hay apoyos ni hay reducción de ratio”, explica Gabriel, delegado de CCOO en un instituto de Madrid. Él es profesor de geografía e historia y tiene por costumbre hacer un examen por cada tema. Con el aumento de ratio las horas que dedica a corregir se han incrementado notablemente porque no es lo mismo corregir 20 exámenes por tema que 35.


Una alternativa para reducir la sobrecarga de trabajo sería suprimir esa práctica de evaluación continua, pero los profesores se niegan a cambiar aquello que creen que funciona bien: “Nosotros tratamos de seguir haciendo lo que pensamos que es mejor para los alumnos, pero la Administración nos lo está poniendo muy difícil. Por este camino se cargan la enseñanza pública y precisamente para evitar esto estamos yendo a la huelga”.


Los docentes, como el resto de trabajadores, tienen derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, tal y como establece la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Esta realidad sólo es un ejemplo de cómo los recortes en educación están empeorando no sólo la calidad de la enseñanza y de las condiciones de trabajo, sino también la salud de los trabajadores. Con estos cambios, la Administración dinamita su doble compromiso de, por un lado, preservar la salud de los trabajadores y, por otro, cumplir con el Reglamento de los Servicios de Prevención que exige volver a evaluar los riesgos –incluidos los psicosociales– a los que están expuestos los trabajadores cuando se modifican las condiciones de trabajo".
fuente: artículo de J. M. GONZÁLEZ, M. A. MANZANO Y J.C. SIMÓN en ISTAS Porexperiencia.com

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